El origen de este post ha sido la conversación que he tenido con una amiga.
Verás: mi amiga pasó un cáncer de mama en 2018 y ahora, hará más o menos un mes, le han vuelto a decir que otra vez tiene cáncer. Esto es lo que se conoce como "recidiva".
Te puedes imaginar cómo está ella... Si ya de por sí el diagnóstico de un cáncer nos produce un "shock", el confirmarnos pasado un tiempo (o no) que el cáncer sigue ahí, no deja de producirlo.
En ese momento, si uno no discrimina pensamientos inútiles es muy posible que éstos terminen embotando nuestra mente e impidan que seamos capaces de pensar cosas más importantes y útiles para nosotros.
A mí también me pasó esto: mi mente me enviaba continuamente y en bucle la misma pregunta mientras los hechos se sucedían a mi alrededor sin darme tiempo a adaptarme a ellos.
La mente es muy poderosa pero necesita un jinete que se suba a lomos para dirigirla y decirle por dónde tiene que ir y en qué debe invertir su energía. Si la dejamos a su libre albedrío y la tenemos acostumbrada, por ejemplo, a pensamientos negativos, ella se irá siempre por ese camino, y tal vez eso no nos sea de mucha ayuda.
Terminé haciéndole a mi amiga la misma pregunta que me hice a mí misma en su momento para "hacer un cortocircuito mental" y salir de ese bucle.
Un fuerte abrazo, nos leemos en el siguiente artículo.
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Raquel Aldavero